miércoles, noviembre 29, 2006

se me cierran los ojos

grabado esta mañana

Voy en el metro dando cabezadas. Se me cierran los ojos. Me estoy durmiendo. He abierto el bolso buscando un chicle para mantenerme despierta. Llevo 2 Neobrufen, 1 Frenadol, Anginovag, 2 Aspirinas efervescentes, 1 Almax. Pero cero chicles. Tal vez me automedico demasiado.

Me gustan las personas que lloran y ríen en los transportes públicos. Lo malo es que un día alguien pregunta: ¿por qué lloras? ¿por qué te ríes? La respuesta buena es: "por nada importante".

miércoles, noviembre 22, 2006

*transeúntes

lince bebé
audio blog Este post se puede escuchar. Lo grabé mientras huíamos en avioneta. [lincebebé.mp3]
He contestado al teléfono. He reconocido su voz.
Media hora después se detenía frente al portal de mi casa Carol Blenk con su lince bebé. Lo llevaba en brazos, envuelto en una manta como un recién nacido.
En la bolsa: únicamente biberones y discos de los Stones.

En seguida he comprendido que el Lince se iba a quedar conmigo, que yo era la cómplice. Que desde ese momento yo también huía de la protectora de animales y de todos los buenos que nos persiguen.

Me he quitado mis zapatos de andar y me he puesto mis botas de volar. Para no perder ni un sólo minuto he decidido subir al lince bebé en la avioneta y llevármelo a un lugar seguro para él. Este es nuestro viaje. Yo también estuve una vez en peligro de extinción. Todos quisieron cuidar de mí como sucede contigo.

Mientras piloto mi avioneta y como golosinas, el lince bebé me mira y con ojos despiertos espera que le cuente algo. Pues bien, te diré que a los diez años aprendí la diferencia entre los fijos y los transeúntes:
A las once de la mañana, como cada día, pasaba la cocinera por las clases a preguntar quien se quedaba a comer en el colegio. Los fijos eran los que se quedaban siempre y lo transeúntes los que se quedaban a comer ocasionalmente.
Los fijos no levantaban la mano porque siempre eran los mismos, no hacía falta contarlos. Los transeúntes sí la levantaban y la profesora los apuntaba en una lista.
Los transeúntes eran los que a veces se marchaban a sus casas a las doce y los venía a recoger su mamá para ir a comer a casa. Yo siempre quise ser transeúnte. Quedarme todo el mediodía en el colegio me ponía triste, aunque luego se me pasaba el rato volando jugando a canicas en el patio.
Insisto, yo quería ser transeúnte. No fija. Fija no. Los fijos siempre se quedaban en el colegio a comer. Todos los días. Todo el mes. Los transeúntes podían elegir. Los transeúntes a veces se iban a casa de sus abuelas a comer lentejas. Pero yo no podía ir porque mi abuelastro era. Era un hombre extraño para mí, con pistola, uniforme y las mejillas frías. Un abuelo sin beso.

Mi madre fue a hablar con el colegio. Les dijo que yo siempre iba a ser transeúnte. Aunque en realidad era mentira, yo era fija, a mí no me podían venir a buscar, mis padres trabajaban mucho. Pasé un curso engañada pero contenta, siendo transeúnte cada día, levantando la mano para que me contaran. Sólo la cocinera sabía la verdad: yo era fija, no transeúnte.

Lince bebé, en muchas ocasiones vas a ser un transeúnte fijo. O un fijo transeúnte. Aunque no seas consciente de ello, pero durante estas dos horas de vuelo te aseguro que vas a ser el lince bebé más valiente del planeta.

*transeúnte.
(Del

lat. trans?ens, -seuntis, part. act. de trans?re).1. adj. Que transita o pasa por un lugar. U. t. c. s.
2. adj. Que está de paso, que no reside sino transitoriamente en un sitio. Apl. a pers., u. t. c. s.
3. adj. De duración limitada.4. adj. Fil. Que se produce por el agente de tal suerte que el efecto pasa o se termina fuera de él mismo.

jueves, noviembre 16, 2006

dibujando casas



¿Dónde está la casa que dibujo ?



¿Dónde está la casa?
La casa de las libretas. La casa refugio de las clases aburridas. La casa donde se resuelven las lecturas complicadas. La casa del vidrio en el coche lleno de polvo. La casa sin país que tiene un árbol y una valla. La casa que a veces tiene ventanas. La casa del espejo empañado después de la ducha.
Llévame, creo que es tu casa. Es como la plaza que no aparece en los mapas. ¿Recuerdas? sí, aquella chica del mercado, llevaba vaqueros y gafas de sol. Se acercó con una plano de la ciudad y dijo: "No encuentro esta plaza." Y tú le contestaste: "es que es la única plaza que no aparece en el mapa".

martes, noviembre 14, 2006

nada de nadar



La ventaja de comer sola es que las reglas pueden cambiarse y el primer plato puede ser el postre.

Hoy sólo hay audio-post. Se puede escuchar.

Me apetecía cantar algo con la guitarra para despejarme un poco después de tanto estudiar. Es una versión de una canción que me gusta. La guitarra está un poco desafinada pero éso era un secreto. Hasta que pase el examen del miércoles: nada de diario, nada de escribir, nada de nadar.

miércoles, noviembre 08, 2006

diferentes

Esta mañana he vuelto a ver al loco o al iluminado cantante de ópera de los andenes del metro. Acompaña la voz gesticulando con los brazos: la sostiene y la levanta del suelo. Luego la libera y la voz estalla. Es un gesto con el que abre caminos invisibles para nosotros, pero visibles para la voz. Ha repetido tres veces : "E non ho amato mai tanto la vitaaa!" Y como él mismo dice al final de todas sus frases, porrom-porrom.
Me siento intrusa en muchos lugares pero soy amable con todo el mundo y colaboro con mis compañeros, eso sí, mis relaciones sociales han disminuído, me quedo callada pero pienso por dentro. Tengo mucho trabajo, me paso las horas libres haciéndolo pero no es suficiente. Me siento algo impotente, necesito tiempo, creo que intentaré ganármelo en un bañera llena de espuma contigo. El otro día fui al cine a ver Pequeña Miss Sunshine. Me estaba gustando mucho pero se fue la luz y nos quedamos sin ver el final. ¿Alguien puede contarme qué pasa después del baile de la niña? Gracias.

lunes, noviembre 06, 2006

condenadas a ganar

Este post también se puede escuchar.

El videoclub de la otra calle siempre está abierto. Está abierto todos los días y a todas horas. Los domingos también, incluso pasadas las doce. Allí está la chica del videoclub, pelirroja pero sin pecas. Suele estar ordenando películas o bebiendo café en vasos de plástico. Hoy ha cerrado cinco minutos, sólo cinco, y ha vuelto con un vaso humeante.
Si un día estás solo, no necesariamente triste, acuérdate del videoclub, siempre hay alguien. Y siempre está abierto.
Hay una caja llena de pósters... pósters de promoción de las películas. Están enrollados y no puedes saber qué poster es hasta que no sacas el rollo de la caja y lees el título escrito a mano en rotulador verde. Sofía me ha dicho: "Mientras hago la cola para pagar, ve allí y prueba. A ver si tienes suerte." Sólo tengo tres intentos para sacar el póster que buscamos. Es una regla que nos inventamos un día, una regla cualquiera que tenemos que seguir y no se vale hacer trampas. Hoy tampoco lo he encontrado pero el próximo día tendremos tres intentos más.

"Italianos", exposición de Bruno Barbey.

jueves, noviembre 02, 2006

hoy hasta las dos

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El golpe que me di en el párking de tu casa, tras ese rally que no supera los 1o km por hora, me va a costar 400 euros. Me iba a comprar un coche nuevo pero he decidido que éste, por ser el primero, me lo quedo. Además, mi único gran trayecto, el que cuenta, el de las cosas que importan, lo hago con caballos salvajes. Yo te voto a ti para Presidenta de todos mis estados. De ánimo. Ahora que vuelve el frío no recuerdo que ropa me ponía el año pasado. Tal vez ninguna chaqueta era suficiente. Ah sí, el abrigo-gabardina con el que te conocí. Ése me sacó del invierno.