martes, julio 03, 2007

paola junior

Todo esto lo pienso mientras camino, pero lo escribo sentada. Creo que alguien me está vampirizando. La última vez sospeché de una vecina. Pero se mudó. En mi calle siempre están de mudanzas, no es gente que eche raíces. Todos acaban yéndose a urbanizaciones. Luego viene que si la niña quiere una moto para ir a comprar el pan; que si la piscina está sucia, que si yo no sabía que una piscina nos iba a dar tanto gasto; que si el césped no crece igual por todas partes; que si el trébol es más práctico. Bueno.

Nos hemos inventado una hija imaginaria. Como es imaginaria sólo la tenemos cuando nos apetece, es muy práctico (más que las piscinas). El otro día nos la llevamos a comer. Nos apetecía. Yo le dije: "¿vamos a buscar a la mama y nos vamos a comer?" Y ella me dijo "sííí". Un sí largo de niña. Se llama Paola como yo. Yo la llamo la nena. A sofía le da mucha rabia que la llame "la nena", pero a mí me encanta. Tiene los ojos de ella y el pelo también, mío tiene lo demás en general. Es de las dos. Nació el 22 de junio de hace dos años y medio.
La nena se pidió canelones. Yo salmón. Sofía bacalao.

Después de comer, fuimos al supermercado del corte inglés. Era domingo pero estaba abierto, y como queda cerca de casa. Montamos a Paola en el carrito. En ese sillín que llevan. Únicamente queríamos comprar limones y menta fresca.

Luego, a las seis y pico, dejamos de imaginarnos a Paola... Sofía se puso a tocar la guitarra eléctrica a toda caña, yo me puse tonta con los mojitos. En fin, que no era momento para tener niñas en casa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja tu mensaje secreto.