viernes, julio 13, 2007

inicio de las vacaciones

[Este post también es un audio-post. Leer en la pantalla sube las dioptrías. Se puede escuchar desde mi podcast.]


Se acabaron los paseos hacia el trabajo con una orquesta en los tímpanos marcando el paso.

Se acabó meterse en las tripas del metro cada mañana. No pienses cosas tristes en el metro, nada tiene demasiado brillo, excepto la gente que va en el otro tren. Los que van en el tren que se cruza tienen mejor cara. Valientes los que llegamos al final de la línea, hasta el final llegan pocos, ¿será por algo? Y se acabaron los bailes en el vagón cuando estaba vacío. Ya lo he dicho antes, hasta el final resisten unos pocos.

Se acabó el sueño, el sueño de de tumbarse en el césped toda la mañana y mandar un clon a la oficina. Se acabó el desayuno a las 11. Fui muchas veces al mismo bar. Pero ya hace años de eso. Se acabó lo de cruzar por el mercado. Qué será del chico de la carnicería. No pude despedirme, es lo que tiene tomarle cariño a los extraños, te quedas con las ganas de decirles adiós... eh, chico de la carnicería, que es mi último día, que el lunes ya no pasaré por aquí delante. Ah, que no te habías fijado en mí? bueno, yo sí en ti pero por nada romántico, me imaginaba tu vida tras ese mostrador de carne, nada más. Intenté despedirme de la panadera. Oye, que es el último bocadillo que me preparas. Dos besos, suerte. También se acabaron los días de mercadillo, ya no veré como montan las paradas a primera hora. Y a última hora, como recogen las cajas.

Estoy contenta por todo eso que se acaba. Mi viaje diario ya era aburrido.

En la cola del paro la gente me ha parecido bastante gris en general, pero en la mesa de información había una mujer muy guapa y agradable, con una mirada limpia, daba confianza. Ojalá se hubiera dedicado a la psicología, qué ganas de contarle cosas. Detrás de mí ha entrado un chico joven, deportista, llevaba las piernas depiladas, luego he oído que decía que era técnico en educación física o algo así, buscaba trabajo. Ha dicho que de inglés sabía lo básico. He imaginado su pequeño diccionario de inglés, stop, run, swimming pool, what your name, ball, game, match, jump... palabras así. Era guapo pero no como para besarle, por lo menos yo. Yo lo tendría en el salón, para pensar... qué amigo más atractivo tengo, qué estético en el sofá tomándose un zumo de naranja, pero nada más. Para conversar con él sobre su vida sana.




Estos días estaré en el apartamento, recuperándome, desintoxicándome de las palabrotas que no he dicho. Tal vez desconecte un poco. Aunque siempre acabo en el ciber rodeada de guiris rojos como gambas. Así conocí a Lucy. No encuentro aquellos mails. Qué lástima. Me contaba su viaje por estados unidos y yo imaginaba que aquellas hamburguesas de los chiringuitos de madera olian igual que las que comía lucy en san francisco.

Sofía y yo ya tenemos reservadas la vacaciones. Nos subiremos a 4 aviones. Hay tantas camas de hotel.



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