miércoles, mayo 07, 2008

Hasta que vuelva a verte el viernes




Empecé a escribir aquí en el 03. Y ahora estamos en mayo del 08. No he parado desde entonces. Y no es que vaya a parar. Es que no he parado.

Acabo de sacar la basura. Los contenedores aún no están llenos. Esta hora es de las que te cambian el corazón y vuelves de estreno a casa. Doy la vuelta a la manzana para alargar el momento, pero cuidado, no demasiado, un paseo corto que me deje a medias. Una isla desde fuera, a lo lejos, es un pellizco de tierra, un milagro.

Hoy la luna tiene forma de uña, el culo de un vaso con restos de leche.

Todo me recuerda a ti. ¿Se puede recordar a alguien con quién has estado hace menos de 48 horas? Me refiero a que si se puede recordar con menos de 48 horas de por medio. ¿O "recordar" queda demasiado grande?

Te recuerdo saliendo de tu casa, ayer mismo,
con unos vaqueros de pitillo azules y manga corta
minutos después comiendo una ensalada que llevaba tomate y olivas
abriendo el buzón de casa y cogiendo una carta de la Agencia Tributaria
dejando el bolso encima de la mesa y sacando una libreta
media hora después a mi lado, en la cama, tan guapa que da rabia,
contándome que tuviste un noséqué novio en Cou y que os besasteis en Italia
minutos después besándome a mí, a mí, a mí, con los ojos muy verdes.
Pasadas las cuatro subiste a un autobús.

Acaba de pasar el camión de la basura. Qué hora más buena.



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