miércoles, abril 30, 2008

planes

Hoy he dado una clase de catalán. Les he enseñado que los verbos se pueden utilizar en pasado, presente y futuro.

Pero primero les he explicado qué era el pasado, el presente y el futuro. Qué felicidad no saberlo.

Meto un bikini en la maleta, un poco de ropa, las fichas que tengo que corregir y nos vamos de puente hasta el domingo.

martes, abril 29, 2008

Redacción: tema libre

Eran las 18:28 y yo corría desde la otra punta del Paralelo para llegar a las 18:30 al teatro Apolo. Bajé por platea con el redoble de tambor y posé mi culo sobre el asiento en el chan final. Carol me esperaba en una butaca de la quinta fila. Me gustó mucho la estética decadente de Cabaret, especialmente me gustó la bailarina rubia que tocaba el saxo. ¿Lo tocaba de verdad? Me fijé en sus dedos pero no descubrí nada, ni si tocaba, ni su nombre ni donde había nacido. Los dedos no aportan demasiada información.

Después estuvimos en el bar de Doctor en Alaska, hemos descubierto que se puede cenar. Me encanta ese bar, te metes dentro y sientes que te refugias de la nieve, que los niños no pueden ir al colegio.

El domingo por la tarde vimos en el cine la última película de Isabel Coixet. A mí no me sorprendería un hombre que tiene libros de arte en su casa porque yo tengo muchos. Tal vez si tuviera libros de astronomía o de trucos de magia me impactaría más. Viendo la película recordé a mi madre llorando delante del espejo. Dijo: me han destrozado el cuerpo.

Al salir del cine estuvimos paseando, vimos millones de perros caros en la calle con sus amos.

Me quedé en casa de Carol hasta el lunes por la mañana. Vino el del gas. La vi con esos papeles que te dan para certificar la revisión y me pareció que aquello ya era de adultos. Se lo dije y se rió, me dijo que yo era chiquitilla. La verdad es que no lo soy en absoluto.

A media mañana me subí en el coche y el parabrisas estaba lleno de dientes de león huidos de la selva.



jueves, abril 24, 2008

un rayo de sol


El viernes encontré en mi habitación un rayo de sol cruzando mi cama. Me tumbé para que me iluminara la cabeza. El pelo rojo me crece y me crece, ya hace más de dos años que no me lo corto. Fue casi una promesa. Me lo peina, me lo toca, me lo recoge, me lo enreda, me lo lava.

Cuando vivía en Girona me gustaba abrir la ventana y tomar el sol encima de la cama. Incluso me ponía bronceador. Las playas en casa son como las chanclas y los pantalones cortos en la ciudad. Son balcones destartalados, parasoles llenos de cagadas de paloma. Son como la piscina comunitaria del bloque de pisos donde vive Sofía, con el presidente de la comunidad en bañador y la chica mona del tercero en bikini con sus amigas. Cómo nos reímos con esas cosas.

Después de tomar el sol me iba corriendo al espejo para ver si me había puesto morena. Estirada en aquella cama y con los ojos cerrados, oía a las gaviotas del río que volaban en círculo y se acercaban a la ventana, siempre rondando, esperando pan. Aprendí a hablar con ellas, aprendí a berrear como las gaviotas. Oía los pasos de la gente sobre los tablones del puente, las campanas de la catedral. Oía a Cristina. Cristina siempre fue cristalina.


miércoles, abril 16, 2008

descalza




El otro día volví a calzarme unas Nike Air que me compraron cuando tenía 13 años. Las tenía guardadas en la buhardilla. El viernes pasado pensé que sería bueno recuperarlas. Las fui a buscar y ahí estaban, intactas, casi como el primer día que las saqué de la caja.

Me las trajeron de Nueva York y eso que nadie iba a Nueva York, no como ahora. Nueva York estaba super lejos. Me las trajo una amiga de mi padre -siempre sospeché que era su amante o algo así-. En aquella época empecé a decir "guay" para todo. Todo era guay o guays. La amiga de mi padre me las compró dos números más grandes porque así seguro que me iban a ir bien. Se me veía un pie gigante, pero las llevaba orgullosa.

El viernes me las probé. Me iban de maravilla. Ya no me quedaban grandes. Eran justo mi talla. Las acaricié. Me puse a andar mientras me miraba en el espejo, "Te van a encantar, Sofía. Esta noche me vas a ver desnuda con mis nike air", pero entonces... la suela empezó a despegarse. Una boca que se abría y se cerraba a cada paso. La humedad y la oscuridad de la buhardilla las ha destrozado, pensé. Juro que estaban bien. Y me dije, ei, cuidado con lo que guardas ahí. No es tan fácil adaptar el pasado al presente. Puede que te haya crecido el pie pero con eso no basta.

Les hice una última foto.

jueves, abril 10, 2008

Lo importante es saber lo que dicen los mapas


He vuelto de la escuela de música por el parque. Esta tarde ha llovido. Ya era de noche y el césped brillaba con la luz de las farolas. Me hubiese pasado la vida cruzando el parque en ese momento.

Ayer fui a la Biblioteca. Últimamente tengo mucha suerte con las novelas que escojo, estoy en racha desde septiembre: primero fue *"Delicioso suicidio en grupo" de Arto Paasilinna, una visión muy original del suicidio, como un viaje al fin del mundo. Luego vino "Dame Placer" de Flavia Company, fantástico, un día de estos tengo que comprarme su última novela, "La mitad sombría", me encanta el argumento, además, Laura es mi primer nombre. Luego creo que leí "El molinero Aullador", también de Paasilinna, me encantó, un molinero que por las noches llora como los lobos. Luego "La niña del faro" de Jeanette Winterson, no quería que se acabara pero... llegó la última página y terminó la historia, sin duda se convirtió en uno de mis libros desbancando a "Océano Mar" de Baricco. Ah, se siente. Luego ya vino "Tan fuerte, tan cerca" de Safran Foer, el protagonista se llamaba Oskar como mi pintor expresionista favorito, Oskar es un niño de 10 años. Y ya no cuento más porque no se me da bien contar libros. Y desde ayer estoy leyendo "La Pasión", otra de Jeanette Winterson.



Mi primer Ave Barcelona-Madrid. Música de "Fantasma #3".



* post editado. Me había inventado "un poco" el nombre del libro.

martes, abril 08, 2008

La resonancia



Yo siempre llevaba un diapasón en el bolsillo. De vez en cuando lo hacía sonar. Por la calle, en las cafeterías, en el cine. Quién sabe, tal vez alguien podía llevar un diapasón que emitiera un sonido de la misma frecuencia que el mío. En el momento en el que yo lo hiciera sonar, gracias al fenómeno de la resonancia empezaría a vibrar el otro. Yo esperaba ese tipo de señales. Dos diapasones contagiándose.

El sábado estuvimos con Nuria y Cristina en el bar de Doctor En Alaska, con todas esas lucecillas de colores, los bancos de madera. Me gusta. Lástima de la música que es horrible como en todos los bares de ambiente de Barcelona. Cuando salimos les conté que en esa clínica de ahí al lado había estado mi padre ingresado cuando le dio el infarto. Siempre lo cuento, soy como un guía turístico. Me sentía tan sola allí, mirando a las cotorras desde la ventana del pasillo.

Hoy me siento afortunada. Diapasón encontrado.

Teletransportada



Sí, lo conseguimos. Mi post it viajero en un autobús que pasa por Palma del Condado (Huelva). Tenemos pruebas. Enganchado por "Zoe Hook". Muchas gracias. Una foto más en flickr.

miércoles, abril 02, 2008

andar-nadar



Mi primer día en Formentera estaba nublado. No había nadie en la playa, únicamente un perro que ladraba en italiano. Era septiembre.

Quedan poco más de dos meses para volver a la isla, pero esta vez contigo. Lo dejé escrito en el aeropuerto de Ibiza. Me emociona pensarlo.

Como tenía muchas ganas de nadar me bañé sin esperar a que despejara el día. Me rozaron los pies unos peces muy pequeños. Luego en seguida salió el sol. El agua me recordó a otra playa de otra isla. Binigaus siempre será Binigaus, desnudas y llenas de barro, comiendo bocadillos y fruta robada del desayuno del hotel.

Mientras yo estaba aquel primer día en Formentera, en un monasterio del sur de la península tú abrías una de las 15 cartas que escribí antes de marcharme. Como si me fuera a la guerra, igual. Te escribí una para cada día y te las di todas juntas para que el correo fuera seguro.

Todo salió tal y como lo inventé para tus cartas.


martes, abril 01, 2008

Haciendo el indio



Me pasé el domingo recordando que hora sería si no la hubieran cambiado. Después de desayunar nos inventamos un vídeo clip en pijama y en un momento. Los fines de semana ensayamos que vivimos juntas -para cuando llegue el día clave-.

Luego fuimos al videoclub que no cierra nunca. Hacía mucho tiempo que no íbamos. Había una dependienta nueva. Tenía unos 19 años y llevaba una camiseta de Michael Jackson. Sorprendente. Me pareció simpática.

Las calles olian a pollo a l'ast y las pastelerías estaban llenas de gente arreglada y haciendo cola. Creo que todos estábamos muy felices.

Por la noche me fui a mi casa. Pero un domingo no me iré, me quedaré.