lunes, marzo 09, 2009

Memoria de chucho



(Me encanta esta canción de Rufus. Qué guapo es rufus.)


- ¿Quién es el perro de la foto que hay encima del piano? - preguntó Nuria sorprendida-

Yo le contesté que había sido la primera perra de la familia, una pequinesa que mi padre salvó de una muerte segura escondiéndola en el bolsillo derecho de su abrigo. Los dueños la iban a sacrificar porque había nacido coja y no la podían vender. Unos desalmados. Yo aún no había nacido.

La foto es antigua, en tonos sepia. La perra posa mirando al frente con un jersey rojo. Nuria, muy divertida, dijo que la perra parecía una especie de antepasado aristócrata de la familia. Un poco sí, la verdad.

Yo no dejo que coloquen nada encima del piano. Razones:

1) Porque es un instrumento y no una repisa para poner objetos.
2) Porque cuando tocas, a veces vibran los objetos y ensucian el sonido.

Únicamente puede estar el retrato de mi antepasado chucho. No vibra.

El jueves operaron a mi perra albina, que lo es, y le quitaron los ovarios porque sus múltiples embarazos imaginarios nos están llenando la casa de cachorros invisibles, y es para volverse loca.

La intervención fue un éxito. Lleva un dobladillo de piel en la barriga, con pespunte. Muy curioso. El veterinario la vino a visitar esa misma noche para ver qué tal estaba. Abrió su maletín y le inyectó un calmante que la dejó con la lengua fuera. Esa noche dormí en casa. Mi padre la estuvo meciendo en brazos, caminando de la cocina al comedor, del comedor a la cocina. "Así te paseaba tu padre a ti para que te durmieras", dijo mi madre. Me sentí tan perra en ese momento, pero no más que en otros.

Debe ser difícil ser perra y no comprender por qué los que te quieren dejan que te abran la barriga. Pero los malos recuerdos desaparecen. Ojalá también en la, no sé, si memoria de los perros.





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