miércoles, marzo 27, 2013

Viajes

Hay viajes felices. De los que preparas con un mes o varios de antelación. De los que planeas y escoges los lugares por los que pasarás. Te informas sobre el tiempo que va a hacer, te haces un lío con la ropa, no sabes qué llevarte. Te vas en avión. Muy lejos. O simplemente lejos. Y a veces te encuentras lo mismo allí que aquí.

Luego están los viajes que no preparas. Que debes hacer, sin más. O que crees que debes hacer pero no quieres. Y siempre hay algo que te hace dudar sobre si deberías o no hacerlo. A veces son viajes de pocos kilómetros. No vas en avión, ni en tren, ni haces escalas. Pero en cambio, te vas muy lejos. O simplemente lejos. Y cuando estás en el lugar, te preguntas qué haces allí. Por qué tu iMac está en otra mesa, ahora. Por qué una máquina diseñada en California te devuelve a la realidad. Por qué desearías estar dónde estabas antes. Saliendo a comprar, colocando la comida en casa, planeando hacer una pizza. Te preguntas si vale la pena haberte arrancado a tiras. Si vale la pena haberte roto por dentro. Si vale al pena todo esto. Si estarás sola en tu viaje. Si la soledad será buena o mala. Te preguntas si tiene retorno. Si habrá billete. Llegas y quieres volver a lo conocido. A lo que no duele tanto. Pero no sabes qué hacer, qué sentir, qué pensar. No eres ni gigante, ni valiente. Estás en la duda, el miedo, la incertidumbre. Y piensas que si esto es un camino, menuda mierda de camino que te has buscado tú solita. ¿Será largo? ¿Hacia dónde irá? ¿Era esto lo que tú querías? Pocas cosas se parecen a lo que una quiere.

2 comentarios:

  1. Ohhhhh Tita Pao, así mismo estoy yo: hecha un lío. Pero claro, yo es que soy perrilla.
    Guaubesos
    Tita

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  2. Me siento muy identificada con tu segunda parte del post. A veces me pregunto a dónde me lleva este camino que me tocó seguir, y que si tuve opción de cambiar, quizá no eligiera correctamente. A veces hay que autoconvencerse de que lo mejor siempre espera adelante, para poder seguir. Al menos es mi caso. Espero que aunque el camino no tenga destino, al menos haya flores a sus lados.
    Besos!

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