sábado, abril 05, 2014

Mi primer amor fue Johnny Castle



Cuando iba a sexto o a séptimo, mi amiga Silvia y su hemana Raquel eran las únicas que tenían aparato de vídeo. En mi bloque teníamos vídeo comunitario, pero ese es otro post. Los domingos quedábamos en su casa, junto con Elena, que era otra compañera de clase, para ver Dirty Dancing. No fue sólo un domingo, fueron unos cuantos, nos sabíamos la película de memoria. Poníamos siempre en pausa justo el momento en el que Patrick Swayze se giraba y le decía ven con el dedo meñique a ella. Nos moríamos. 



Esta tarde he vuelto a ver Dirty Dancing en mi casa, mientras me bebía un par de cervezas. He disfrutado muchísimo. Me he dado cuenta de que no me acordaba de casi nada. Creo que las emociones desbordadas que sentíamos de pre-adolescentes nos hacían obviar toda la trama. Probablemente pase eso mismo con la vida en general. Qué emocionante es cuando Baby está aprendiendo a bailar y cruza cada día ese camino en el que se pinta los labios. Qué excitante cuando se van al lago a ensayar el salto y se ríen en el agua. Lo he vivido un montón, como si estuviera pasándome a mí, tal cual sucedía cuando teníamos doce o trece años. Y lo que son las cosas, hoy he visto guapa a Jennifer Grey. En serio, tenía el pelo bonito y era genial.





Recuerdo que de pequeña me flipaba la secuencia en la que Baby, después de salvarle el pellejo a Johnny bailando el mambo con él en el otro hotel, y después de que su padre le meta la bronca por andar con esas amistades, se atreve a ir a la habitación de Johnny y es cuando le dice: "tengo miedo de salir de esta habitación y no volver a sentir nunca más lo que siento cuando estoy contigo..." Bueno, bueno, bueno, ese momento era apoteósico, a las tres se nos caían las patatas fritas. Es curioso porque la escena en la que, en teoría, se supone que se acuestan por primera vez, la recordaba como si fuera una película porno, lo digo en serio, me parecía guarrísima de la muerte, de madre mía qué cosa prohibida estamos presenciando, y resulta que no se ve nada. Pero nada de nada. Mientras lo estaba viendo esta tarde he pensando, incluso, que habían eliminado alguna parte, que no podía ser así. ¿Cómo éramos tan inocentes? A mí me impactaba mucho que Baby se quedara en sujetador y que él tuviera esas manos tan grandes. Y la lámpara japonesa. Definitivamente, creo que la lámpara tiene la culpa de que yo recuerde esto como si fuera un vídeo de Sinn Sage.





Me he emocionado hasta llorar con el baile final. He pensado en todos esos momentos de los últimos quince años en  los que me he sentido como en el baile final de Dirty Dancing. Todos hemos estado ya ahí, dando nuestro gran salto.


3 comentarios:

  1. P ha visto esa peli un montón de veces.

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  2. Comparto 100% el amor por esta pelicula, por las escenas aquellas que nos hacian poner los pelitos de los brazos parados, la emociòn del primer encuentro que nunca fue porno pero en esa època era too much !!! he visto tambièn esta peli mil veces, y amè a ese hombre toda su carrera... de culto!!! :)

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  3. Es de mis favoritas y siento todo eso cada vez que vuelvo a verla después de los años. Era magia e inocencia.

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