martes, noviembre 15, 2016

Filosofías a medida

Hoy ha sido un día de reconciliación con las circunstancias. El equilibrio es imposible sin el desequilibrio. Esto es muy Alan Watts. Me encantan estos días en los que se empieza a contar de nuevo y te haces un millón de promesas mentalmente. Pero no para hoy, son "a partir de mañana". Es la mejor parte. El día de reconciliación es para disfrutarlo. J opina que las personas que no se pelean consigo mismas tienen un grave problema. J y yo solemos crear filosofías a medida en las que todas nuestras glorias y miserias encajan.

J me ha cuidado y me ha  llevado a comer a mi lugar preferido del barrio, no sólo por la comida, también por la gente que trabaja allí y por el ambiente. Hemos visto a D y se acordaba de mi nombre. No la veía desde la fiesta de los punkis en la fábrica, en la que también se acordó. Es una estrategia de las camareras para que sientas que tienes su atención. Somos muy fans de D y ella lo sabe. Me he encontrado con mi antiguo vecino y me ha hecho ilusión, me cae muy bien, hemos estado hablando de la escalera y de cómo ha cambiado desde que se murió Flamenquito, que cómo llamaba él a Carmelo. Me ha preguntado si lo vi muerto y le he dicho que sí, muerto entre las flores. Curiosamente, y me ha hecho mucha gracia, me ha contado que Carmelo era un habitual del Bar Mónaco y que era toda una institución antaño, que todo el mundo iba a jugar a billar, hasta que el dueño tuvo una depresión y pegó un bajón. Me he acordado de aquello que escribí sobre el lugar. 

Por la tarde he llevado a Croquet al veterinario y pesa cien gramos más. Le gusta pasear conmigo dentro de la mochila, lo mira todo, huele el aire y está atenta a todos los ruidos. En la farmacia ya la conocen como la perrita diminuta que tiene mocos. Hoy hemos conectado mucho. Ya empezamos a ser ella y yo. Tengo ganas de jugar a billar -esto viene del párrafo anterior.

Por la tarde había quedado con G para ir a ver el documental THE SWEDISH THEORY OF LOVENo hemos podido entrar porque la sala estaba llena y nos hemos ido a tomar una cerveza a un bar de nombre impronunciable en francés. Yo ya había estado allí con S, J, L , R y M, una tarde de invierno. Curiosamente, aquel día éramos tres parejas y las tres fuimos rompiendo a medida que pasaban los años. 

He pasado frío en la bici, pero era agradable.