viernes, noviembre 03, 2017

Mordor, de nuevo

Hoy he vuelto a sentir el vacío que, de vez en cuando, me desmonta el tinglado, como una especie de vendaval infernal que me lleva hasta Mordor. Me desmonta el andamio en el que voy trabajando. El día era bonito, claro, limpio, luminoso, soleado y cálido. Hasta que me he puesto a llorar en la bici, con mucha pena, con desolación. Un día hallaré el lugar en el que empieza el vacío y lo convertiré en una piscina climatizada con luces para el invierno, y en piscina rodeada de árboles para el verano. 

De momento, sólo sé las situaciones o circunstancias que actúan de desencadenante. Que en sí mismas no son nada, no tienen un significado extraordinario, pero dejan al descubierto mis debilidades. Debo enfrentarme a esas situaciones. Aunque suponga riesgo de huracán constante. Debo confiar en mis recursos. 

A todo esto: me han subido el sueldo. Y me han felicitado por cómo estoy haciendo mi trabajo. Me dijeron, exactamente, "estàs molt en el teu lloc i confiem en tu". La verdad es que sí, que lo de que estoy muy en mi sitio es algo que he notado en los últimos 6 meses, en general. Excepto cuando caigo en Mordor. Pero, en general, creo que sí, que estoy muy en mi sitio en todos los aspectos. En mi sitio. Como la perri, cuando la mando a dormir a su sitio.

Tengo ganas de volver a Granada. Me gustaría recorrer Andalucía, sin prisas. Empezar por una punta y acabar por la otra. 

Hoy he estado escuchando, mientras trabajaba molt en el meu lloc, a Alicia de Larrocha.


3 comentarios:

  1. abrazo melancólico desde ningún lugar, darling.

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  2. A mí a veces también me pasa un poco como a ti, y pienso que, al menos identificar las causas que actúan como desencadenantes es muy importante. Por algo se empieza... Aunque pienses que en si mismo, las causas no son nada, puede que haya algo detrás de esa cotidianidad que sea lo que este guardando ese poso de tristeza o de vacío.
    Que a una le suban el sueldo es bien ;)
    Un saludo! Me encanta tu blog, siempre te lo digo.

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  3. Cuando llega el vendaval parece que toca empezar de cero todo el trabajo, pero es mentira. El vendaval nunca, nunca se lo lleva todo, quizás se lo lleve casi todo, pero nunca te toca empezar de cero, siempre te queda un poquito para volver a empezar, para llegar un poco más lejos cuando venga el siguiente vendaval.

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